Las aventuras de las azafatas de Pan Am continúan, esta vez en el sudeste asiático. De Nueva York a Indonesia, pasando por Birmania, de Indonesia a Hong Kong y de vuelta a casa. El aire oriental le sienta muy bien a algunos miembros de la tripulación. Un continente nuevo donde descubrir un personaje, en cierta manera, nuevo. Ted Vanderwey ha sido la gran revelación de Eastern Exposure. ¿Ya has visto el episodio? ¡Pues adelante!
Eastern Exposure tiene dos protagonistas claros: Kate Cameron y el copiloto Ted Vanderwey. La historia de este último ha sido toda una sorpresa. Ted ha pasado bastante desapercibido en los anteriores episodios. El primer oficial se nos presentaba como un personaje insulso, sin nada especial que contar. Un personaje casi de relleno, cuya única gracia parecía ser un potencial romance con Laura Cameron. En este episodio las cosas cambian y Ted Vanderwey se convierte en un personaje con entidad propia, con un pasado y un presente dignos de ser contados.
La historia de Ted se va tejiendo a lo largo del capítulo. Un cúmulo de malas experiencias – o de mala fortuna, mejor dicho – han llevado a Vanderwey hasta dónde está: un lugar muy alejado de punto de su punto de partida y, lo que es más importante, de su objetivo: las estrellas, el espacio, el sueño americano en estado puro. Piloto de la marina americana, obligado a retirarse tras un fallo mecánico difícil de justificar para los altos mandos. Era mucho más sencillo echarle la culpa a él del accidente aéreo que admitir ante el mundo y, sobre todo, ante el enemigo, que había defectos en su equipamiento bélico. Un padre que antepone sus intereses empresariales a las aspiraciones de su hijo, hace que Ted cambie su sueño de ser astronauta por cielos azules.
Ser primer oficial en Pan Am es el premio de consolación de Vanderwey, un premio amargo porque ni siquiera aquí consigue alcanzar sus metas. Él y Dean se sumergen una especie de competición estúpida durante Eastern Exposure. Por alguna razón, Ted piensa que merecía el puesto de capitán más que Dean. Por otro lado, el capitán es consciente de que su amigo tiene más antigüedad que él y que, según las normas de Pan Am, es él quien debería ocupar el asiento de la izquierda. Un polémico aterrizaje en Hong Kong y un gancho de derecha sirven para liberar la rabia de Ted y descubrir que Dean sólo estaba en el lugar oportuno y en el momento adecuado. No sé muy bien porqué pero, en las series, una pelea entre hombres siempre soluciona las cosas, así que, ya en Nueva York, piloto y copiloto vuelven a ser camaradas.
De esta historia, me quedo con la deliciosa escena que Ted comparte con Laura Cameron, cuando intentan sintonizar la televisión para ver el lanzamiento del Mercury 9. La cara de Ted mientras observa todo lo que pudo haber sido y no fue, es la misma que la de un niño que ve los regalos bajo el árbol la mañana de Navidad, es la cara de la ilusión. Algo tan tierno y tan verdadero que no es de extrañar que Laura empiece ver a Ted con otros ojos. Esta escena es quizá el inicio de algo entre ellos y me gustaría pensar que la pequeña de las Cameron va a darle a Ted el empujón que necesita para volver a luchar por su sueño. Ojalá lo veamos con el mono y la escafandra algún día. Como él mismo dice, a veces hay que dar un paso adelante.
Igual que Ted, Laura nos ha enseñado otra cara en Eastern Exposure y ella también parece dispuesta a seguir su sueño de conocer el mundo y ganar experiencias, aunque ello suponga dejar a su hermana atrás. La trama cruzada de Kate y Laura es, hasta ahora, la mejor que han compartido las hermanas. La menor de las Cameron ha decidido vivir la vida de la mano de Maggie Ryan. Primera parada: un antro de Yakarta con juegos de azar y peleas de gallos incluidas. Me parece muy interesante esta pareja, Maggie y Laura son prácticamente opuestas en todo. A priori parece que es Ryan la que debe enseñarle todo a Laura pero espero que la rubia tenga también algo que mostrarle a Maggie.
Aunque Kate parecía deseosa de quitarse de encima a su hermana, su marcha va a dejarle una huella profunda. Me parece muy acertado que nos hayan mostrado que la relación de dependencia de las hermanas no es unidireccional: Laura es, en cierta manera, el chivo expiatorio de Kate, la persona a quién culpar cuando algo no le sale bien. Ahora la pelirroja está sola, con todo lo que ello conlleva. No habrá, de momento, más zapatillas de conejitos a las que odiar. En esta historia Maggie tiene razón: Es difícil volar con las alas cortadas.
Siguiendo con Kate, su doble vida es uno de los grandes filones de Pan Am. Su trama en este episodio está plagada de peligros a los que enfrentarse y barreras que superar. En cada una de sus misiones vamos conociendo algo más de la personalidad de la azafata. La tenacidad, desde luego, es una de sus virtudes. Kate sortea los obstáculos que se le ponen por delante: las esperas, los peligros de caminar por los suburbios de Yakarta de madrugada y, sobre todo, el miedo a no estar a la altura de las circunstancias y de decepcionar a la CIA y a sí misma.
De vuelta a casa, Kate se enfrenta a sus flaquezas como espía frente a Richard y al hecho de que su actitud déspota y prepotente ha hecho huir a Laura. Llegamos así a una genial escena final en la que Kate toma conciencia de que es posible que no esté dándole a su hermana la libertad que necesita. Al fin y al cabo, Laura huyó de su casa para deshacerse de la figura estricta y oprimente de su madre y se ha encontrado con algo muy parecido en Nueva York. Todo es cuestión de tiempos en esta vida y para cuando Kate decide enmendar sus errores, Laura ha huido a un lugar mejor: la casa de Maggie Ryan.
Kate es, junto con Colette Valois, el personaje más atractivo de Pan Am. Quizá por eso, su trama ha conseguido que olvidemos que la francesa apenas aparece un par de minutos en Eastern Exposure.
Acabamos señalando que parece demostrado que los niveles de audiencia poco tienen que ver con la calidad de una serie. Los datos de Pan Am empeoran semana a semana. Dado que creo que en cuanto a guión, estética y ejecución poco hay que reprocharle a Eastern Exposure y a la serie en general, sólo nos queda cruzar los dedos para que la ABC decida apostar por ella a pesar de los números.
Es vuestro turno, ¿qué os ha parecido Eastern Exposure?